sábado, octubre 06, 2012

Ni el mar


Nómada, la trajo el mar hasta esta costa, 
con su tormenta a cuestas.
Encontró calor, se cobijó
y besó mi orilla con la pleamar.

Su tormenta no la abandonó, 
si bien amainaron los vientos turbulentos.
Pero como toda borrasca, 
en la suya los nubarrones oscurecían el horizonte.

Nómada se sintió inquieta y un día, con la bajamar,
partió indiferente con su tormenta.
El mar se la llevó a otra orilla,
que ya no es mía. 

Avanza a pesar de su tormenta,
que yo no habito. 
Busca otras orillas. 
Nómada. No más nada.
Ni el mar