Dos peces rojos
le nadan el silencio
a la tarde
y ponen su color
a voces que no se oían
Surgieron pocas palabras
pero después de dichas
nada quedó en su lugar,
fue como el río
que pasa y nada queda
en la misma orilla
Sopló el viento libre
en la ensenada
y nadaron varias palabras
al costado del río
cansadas de perderse
Al fin unas voces
empujan muchas más
y salen
y acarician
después de rojos silencios
Pensaba la luna
porqué sólo le quedó
el vacío del viento
por no sentir
mientras se iba el sol
y dos peces rojos
le nadan la noche
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