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La noche trascurrió como una serena comida entre amigos -pizzas y cerveza roja o stout- hasta que pasados los primeros segundos del sábado explotó la Schoening fest, que en alemán quiere decir !es el cumple de Pablito!. Dancing Mood dejó de sonar para dar paso a los loops de Fat Boy Slim mientras todos los delincuentes tironeaban de las orejas al Bro. Más que un cumpleaños, un acontencimiento. Arrancó bien desde temprano cuando llegó Normita a imponer el toque materno de la fiesta. Aplausos: llegó con una torta bajo el brazo y le dio ritmo a la cocina, cuando las hambrientas gritaban por comida. Mucha onda le pusieron la Turca Yami, Georgina, Su, Lelé -sorpendió con un nuevo corte- Eugenia, Morena y su patagónica prima quienes coparon la galería del balcón con Ale, Martín y Eu. Bandera cayo con toda la tropa familiar y coparon el futón pero después se lo cedieron a Pablito Matarulo quien, un clásico, siesteó un poco para reponer energías y poder seguir tomando. En la barra, Marcelo, Sebas, Carlitos Marcos, Fito y Marito evaporaban la cerveza. Maxi y la novia hablaban!!!!. Fat Boy dio paso a Moby y el último tema del peladin hizo de transición hacia ritmos más tradicionales del rock nacional y sonaron Los Piojos, Cadillacs y mucha música copada para mantener el espíritu festivo que caracteriza las Schoening Fests: una contagiosa mixtura de conversaciones a los gritos, miradas encriptadas, carcajadas, ritmos de cabaret postmoderno y mucho surrealismo. El Pibe sopló la vela -ceremonia de rigor antes de seguir cerveceando- y la movida siguió en Cortés hasta la hora de desayunar, excusa para justificar el día después la necesidad de un trasplante de hígado, toneladas de alicales o encomendarse a algún dios misericordioso que te permita resucitar para agendarse YA para la próxima Schoening Fest. FFelizzz CCCumple Bro!.
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