Poker de cabernet y asado en lo de Susana

La cita fue hace unos sábados a las 9 de la noche, en la residencia de Susana. Antes de entrar hicimos un recorrido por los distintos ambientes y apreciamos, particularmente, el frente recién terminado, que dio pie a la celebración (muy bueno el portón de acceso). La dueña de casa nos recibió sonriente, sin la compañía de su marca personal.
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El asador fue Pablito, quien al principio pareció complicarse con el tema encendido. Pero después de un consejo -heredado- de Rubén, sumada a la acción del "cotillón" carioca desplegado por el propio asador, marchó el fuego. Hay que admitirlo, nunca se vio a un criollo haciendo tiritas con diario para prender la leña, pero funciona. La nota gastronómica la dio Darío quien cayó con todo lo necesario como para la picada previa: quesos, papas, palitos, maníes y un exquisito chorizo de campo made in San Cayetano. Todo regado por cuatro tintos cabernet, que dieron pie al título de este posteo. Cuando el asador trajo la primera fuente con los chorizos, ganó el silencio y todo el mundo dejó de lado el cotorreo. A comer!. Uno de los cortes tradicionales, el vacío, estaba tan bueno que Martín dejó de jorobar con la cámara para avalanzarse sobre la carnita. Por suerte todos llevaron muucho vino para acompañar la comida. Que se repita SU! Un dato final: Con Susana volvimos a darles una paliza al resto en el truco. La próxima si se animan a la humillación, les damos revancha!